Entresemana
Moisés Sánchez Limón
¿Es noticia la renuncia del doctor José Narro a su militancia al PRI y la aspiración a presidirlo? Elemental que la jauría se haya desatado para destrozar al ex rector de la UNAM y las conjeturas varias en torno de la postura asumida por Manlio Fabio Beltrones.
Puntual, como ocurrió desde aquellos días en que Ernesto Zedillo Ponce de León presunto comandante de las fuerzas tricolores decidió abandonar a su suerte al PRI y determinó la derrota de Francisco Labastida Ochoa frente a Vicente Fox y el partidazo perdió la Presidencia de la República.
Puntual que Enrique Peña Nieto permitió la galopante y escandalosa corrupción en su gobierno que alejó a los votantes y no quiso ver que sus amigos, éstos que al inicio de su gestión dijo no tener porque, declaró en entrevista al diario español El País, el Presidente no tiene amigos pero éstos desbarrancaron al partido que los llevó al poder y su candidato José Antonio Meade fue destinado a la derrota y, nuevamente, el Revolucionario Institucional volvió a perder la Presidencia que tardó doce años en recuperar.
¿Volverá el tricolor a reagruparse y reemprender la ruta de la reconciliación entre sus tribus y caciques para recuperar el poder?
La apuesta es en términos de la extinción con sustento en los decires de que el cuarentón campechano Alejandro Moreno Cárdenas negoció con el presidente Andrés Manuel López Obrador apoyo para hacerse de la dirigencia nacional del PRI y sujetarla satélite de Morena.
No es descabellado si se recuerda que Moreno Cárdenas fue un recalcitrante antilópezobradorista, al grado de declarar que no permitiría que Andrés Manuel López Obrador hiciera campaña en Campeche.
Fueron declaraciones graves, severas, insultantes incluso que hoy contrastan con las obsequiosas frases discursivas que ensalzan al Presidente López Obrador.
Moreno Cárdenas, debe decirse, no es el único gobernador de filiación priista que ha cambiado hasta el modo de andar cuando se encuentra con López Obrador Presidente. Y ningún gobernador tricolor ha desmentido la especie de que apoyan a Moreno Cárdenas, quien incluso solicitó licencia definitiva al cargo de gobernador de Campeche, con esa convicción de que la presidencia del CEN del PRI la tiene en la bolsa.-
¿Y su militancia priista? Bien, gracias. Por eso…
No sorprende escuchar y leer a quienes se llaman líderes de opinión, experimentados columnistas y personajes de las ligas mayores de la política nacional que se encumbraron y enriquecieron en la época dorada del entonces partido hegemónico, gobernadores, senadores, diputados federales y locales, alcaldes, delegados y todos estos etcéteras tricolores que hoy apuestan a la extinción del Revolucionario Institucional y, sin rubor alguno, critican, cuestionan, presumen la bola de cristal y recurren al lugar común que concluye en ’se los dije’, ’lo advertí’. En fin.
Bueno, muchos cambiaron la opinión elogiosa y de pulcro servilismo al gobierno de Enrique Peña Nieto, apenas barnizada con una singular crítica porque formaban parte de esa pléyade apisonada con dineros públicos para hacer como que cuestionaban y servían al interés de descalificar al contrincante, el enemigo político, el que caía en la desgracia.
Recuerdo cuando en este espacio se cuestionó esa declaración de Peña Nieto acerca de sus amigos y cómo su amigo Emilio Lozoya Austin había desfondado a Petróleos Mexicanos al nivel de la bancarrota con una insultante deuda superior a los cien mil millones de dólares. Por ello, desde esos estancos del poder palaciego se dictó la suerte de los críticos del PRI y del gobierno de Peña Nieto, el ostracismo y la marginación de las pautas publicitarias elementales de la micro empresa de comunicación.
Hoy, esos amigos y compadres de Lozoya hacen mutis, elemental cuando la caída del PRI amaga con arrastrarlos. ¿Dónde los gobernadores que se retrataron con el entonces influyente y poderoso director de Pemex? ¿Dónde las plumas al servicio de Los Pinos que elogiaban a la administración de Lozoya? ¿Dónde los que escanciaban las comidas con finos vinos y palabras elogiosas al joven funcionario amigo de Enrique Peña Nieto?
No es rara, por tanto, la reaparición del priismo vergonzante, ésa especie que como en otros institutos políticos prefiere alzar el vuelo y transformarse en simpatizante del triunfador y hoy se asume seguidora de Andrés Manuel López Obrador, a quien descalificó y combatió en los últimos 18 años pero que en estos días aspira a ser llamada a un encargo en el gobierno de la 4T, aunque sea con salarios muchísimo menores a los que disfrutó en los tiempos de las glorias priistas.
No es nueva la postura mucho menos la apuesta. Cuando Luis Donaldo Colosio fue ungido candidato a la Presidencia de la República, desde Los Pinos salieron las simpatías hacia Manuel Camacho Solís, que luego se volcaron a favor de Ernesto Zedillo, para descarrilar a la campaña del sonorense y provocar su renuncia. No renunció pero lo asesinaron esas fuerzas que se apresuraron a acusar al asesino solitario, Mario Aburto que rumia su suerte en la prisión de alta seguridad del Altiplano.
Hoy, en esta ruta crítica dictada por la Comisión Nacional de Procesos Internos que, la semana pasada, lanzó la convocatoria para renovar a la dirigencia nacional del PRI, en proceso de elección a celebrarse el próximo 11 de agosto, abierto a toda la militancia en un padrón de 6.5 millones de priistas, uno de los más respetables aspirantes, el doctor José Narro ha renunciado al partido y a la aspiración de dirigirlo.
Y Manlio Fabio Beltrones, el valioso activo del tricolor no renuncia al partido pero informa que el 11 de agosto no acudirá a votar para elegir al nuevo dirigente priista; asume las razones expuestas por su amigo José Narro y añade que existe un ’padrón irregular’. ’Lamento y mucho la renuncia de mi amigo @JoseNarroR al @PRI_Nacional. Las razones ya las expuso. En lo personal no acudiré a votar el 11 de agosto, con ese padrón irregular del que habla la convocatoria’, escribió Manlio.
Narro acusó que la elección de la dirigencia nacional del PRI es simulación y denunció el crecimiento del padrón de militantes en algunos estados. Renunció a más de 40 años de militancia en el Partido Revolucionario Institucional. Por supuesto, lo critican, lo descalifican con adjetivos peyorativos.
Pero Narro sostiene que no quiere ser parte de la comedia de elección convocada para el 11 de agosto, amén de que acusa existencia de un candidato favorito para hacerse de la dirigencia del partido. No cita por su nombre a Alejandro ’Alito’ Moreno Cárdenas, pero es elemental.
¿La extinción del PRI? ¿Claudia Ruiz Massieu acordó entregarlo al esquema de Morena con ’Alito’ dirigente? En esto de las ligas mayores de la política nada es sorpresa, nada es casualidad ni coincidencia. Ni el priismo vergonzante. ¿Dónde están los priistas que de la mano de Peña Nieto perdieron la Presidencia de la República? Se asumen críticos y contrapeso de la presidencia lopezobradorista. Sólo se asumen. Conste.
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